En la búsqueda del fortalecimiento de la
libertad de expresión, los medios necesitan referentes e interlocutores que
alcen la voz contra las discrecionalidades del poder. Una premisa que se puede
constatar cuando periodistas y medios sienten las mordazas de la maquinaria
oficial, acuden a fuentes creíbles en materia de libertad de expresión con la
visión de que terminen disuadiendo ética y jurídicamente al Estado o grupos de
poder. Basta revisar las páginas de El Nuevo Diario, para constatar que este
impreso también reconoce que Rothschuh Villanueva es una autoridad en materia
de libertad de expresión, entonces ¿Por qué ahora Rothschuh Villanueva pasó de héroe
a villano?
El doble tratamiento mostrado
por El Nuevo Diario contra Rothschuh Villanueva, ratifica de alguna manera, el argumento de Ignacio
Ramonet quien califica de tiranos aquellos
medios que constantemente hacen campañas de manipulación contra aquellas voces
que se escapan de su influencia. Se trata de una visión de garrote y zanahoria,
ajena a la libertad de expresión la cual se traduce en otorgar como premio la
categoría de “analista” o “experto” a las fuentes que están en sintonía a la
política editorial; y para las fuentes de información que disienten con la política
editorial reciben campañas de desprestigios. Al parecer, El Nuevo Diario, está asumiendo
esta misma lógica enviando mensaje para el resto de fuentes
de información de que se deben plegar a la nueva línea editorial de lo
contrario dejaran de ser “analistas” o “expertos”.
Resulta un contrasentido que los medios
hablen de censura. ¿Cómo se puede clasificar el hecho que El Nuevo Diario desde
hace casi un año cerrara la columna en la página de opinión de Rothschuh
Villanueva? Desde entonces Rothschuh Villanueva, dejó de ser consultado por
este rotativo como analista y especialista en comunicación. No contento, con
este tipo de censura, ahora intentan hacer campaña para desacreditarlo,
manipulando el contexto de la censura de los años ochenta. Se trata de un viejo
recurso desgatado, y utilizado por algunos medios cada vez que el lente crítico
de Rothschuh Villanueva descodifica aquellas políticas editoriales que atentan
con el principio de la libertad de expresión de periodistas y lectores.
Un medio de comunicación se muestra consecuente
con los principios de la libertad de expresión, en la medida que expresa tolerancia
y receptividad ante las críticas de otros actores en la sociedad. La actitud
asumida por El Nuevo Diario contra el comunicólogo Guillermo Rothschuh
Villanueva denota que en nuestro país, está costando alcanzar la
democratización en los medios. Olvidan que en el juego democrático nadie está
exento a la rendición de cuenta, y que en la construcción de la democracia
todas las instituciones necesitan de pesos y contrapesos. La crítica hacia los
medios es necesaria para fortalecer al mismo periodismo.
El caso de El Nuevo Diario contra Rothschuh
Villanueva, ratifica que uno de los trabajos más difíciles del intelectual en
nuestros días, ya no es cuestionar la administración pública, sino criticar a
los medios de comunicación que se ubican privilegiadamente frente al resto de
poderes, sin jamás someterse al escrutinio de audiencias, lectores y sociedad
civil. En el fondo el malestar de este impreso evidencia la arrogancia del
poder, contra un ciudadano ilustrado cuya palabra pesa en la opinión pública, y
por lo tanto, intentan aplastarlo mediáticamente. Con este tipo de tratamiento
El Nuevo Diario, lejos de promover un debate de altura, terminan sembrando
odio, discriminación y polarizando el periodismo.
*Comunicólogo
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