Luisa Pineda, Alfonso Malespín Aguilera y Cindy Fuller, ganadores del Primer Lugar en la III Jornada Científica-UCC. |
Adrián Uriarte Bermúdez*- El acta oficial del Premio de Excelencia en el Periodismo
Pedro Joaquín Chamorro Cardenal, novena edición en la categoría Premio al
Estudiante al Periodismo, concluyó “que los trabajos de los estudiantes que se
postularon al premio no cumplen con esa rigurosidad y carecen de construcción
periodística.
Nos entristece esta situación y los animamos a que sigan su
pasión, lean, se preparen y sean conscientes del compromiso que tienen con los
protagonistas de sus historias y la audiencia que las ven, las leen y las
escuchan”, y aunque
esta afirmación no tuvo mayor interés mediático, por ello, compartiré algunas
aproximaciones alrededor de la tesis que llega el jurado internacional, integrado
por la periodista Jineth Bedoya de Colombia, Judith Torrea de México y Guido
Rodríguez de Panamá.
Los presentes resultados invitan a reflexionar en relación
al proceso de formación de las carreras de comunicación en Nicaragua, sobre todo,
porque el jurado insiste en cuatros procesos de formación básicos: leer, ver,
escuchar y tener pasión. La primera competencia desde hace rato está en crisis,
en las aulas universitarias, bajo el pretexto de la falta de recursos para
fotocopiar textos. Cuando el auge de la W 2.0, parecería que venía a estimular la
lectura con infinidades de aplicaciones y diversos formatos para leer en línea
a tan solo un clic, y aunque, el docente comparta los textos en digital, todavía
continua imponiéndose el fantasma de la pereza por la lectura, como matiza
Daniel Pennac en Como una novela, o
sencillamente, los estudiantes en los ejercicio de control de lectura, utilizan
como coraza el slogan el cual cantan al unísono “no tuve tiempo para leer” o
“se me olvidó”. Al final se escucha en los pasillos, que ese docente “exige
demasiado” principalmente en las asignaturas de comunicación o escritura
creativa. ¡Cómo pedirles que expliquen un texto literario o analicen la
comunicación! Cuando ni siquiera leen los periódicos.
En la actual sociedad del multimedia, una pensaría que la mejor
competencia desarrollada de los estudiantes es ver, asumiendo como premisa, que
el discurso de la imagen es la mejor fuente de información en los adolescentes
y jóvenes. Pero la realidad es otra. Cuando se hacen los sondeos para conocer
qué fuentes de información en televisión y multimedia están consultando como
parte de su proceso de formación extracurricular, se confirma que
simbólicamente consultan telediarios, espacios de opinión y videos en línea
acerca de la realidad política, social, cultural y económico, frente a un gran
océano de información vinculada a la industria cultural del espectáculo de la
televisión y redes sociales encabezada por You Tube, y desde luego, para no
perder la identidad también se toman su dosis de nota roja y productos de
entretenimientos, encabezados por INN. Aunque estamos en el siglo de lo audiovisual,
quizás el período donde más se ha tenido acceso a un gama de información, participación
e interactiva, la gran mayoría de estudiantes todavía no han aprovechado estas
herramientas para constituirse en actores de cambio social.
Los jóvenes que privilegiadamente tiene acceso a formación
universitaria, como correctamente afirma el presente documento del premio
PJCHC, también están dejando de escuchar a los diversos actores claves para tejer
la historia contemporánea. Los personajes de los barrios, comunidades,
municipios, mercados, están siendo sustituidos por un mundo de ficción creado
en redes sociales. La comunidad virtual hace que se pierda el contacto con la
gente, que se conozcan otras realidades locales y se tenga una fotografía de la
idiosincrasia del nicaragüense. Este
mundo paralelo entre lo cotidiano y lo virtual, hace crisis a la hora de
asignar trabajos de campo principalmente cuando les toca producir reportajes, muchos
no quieren hacer entrevistas más allá de las cuatro paredes del campus
universitario; otros prefieren recurrir a las herramientas de las nuevas
tecnologías de información, lo cual no debe dejarse utilizar, sin embargo,
cuando les toca ir a un mercado sacan a relucir su pánico escénico, falta de
tacto para conversar con algún comerciante y hasta vuelven a preguntar cosas
que ya habían sido dicha, sencillamente por no saber escuchar.
La pasión es el ADN de cualquier formación universitaria o
profesión. Una vocación de vida y compromiso social que nos debería mover
cotidianamente para contribuir a la sociedad en sus diversas manifestaciones. La
pasión está ligada con la vocación y visión del estudiante. Se trata de un
privilegio individual donde un tercero puede aconsejar, pero la determinación
final la tiene el estudiante. El docente puede orientar, pero nunca asumir como
propia la misión del estudiante. Aunque pareciera ser algo que no requiere mayor
desafío, muchas veces es una búsqueda de por vida, cuando no se tiene una
brújula académica. Resulta un contrasentido que un estudiante de segundo o
tercer año, hasta esa altura todavía divague por qué decidió formarse en
comunicación. Regularmente este tipo de estudiante siempre vive culpando a
terceros (padres, amigos, profesores, novios, pareja) de sus bajos rendimiento,
es incapaz de hacer un alto y autocriticarse. Tal vez lo más incómodo o triste,
es cuando se le acercan para hacer creer que el problema es el profesor que es
muy exigente con la asignatura. Un estudiante que desde su génesis en las
aulas, carece de pasión difícilmente lo va exteriorizar como profesional.
Como toda regla tiene su excepción, también hay estudiantes
de comunicación que si han venido desarrollando estas cuatro competencias:
leer, ver, escuchar y tener pasión. Por ello no es de gratis que brillen en las
aulas universitarias. En algunas universidades pueden representar 7 de cada
diez estudiantes, y en otras escuelas con suerte apenas pueden representar 2 de
cada diez estudiantes, independientemente de las brechas estadísticas, los
estudiantes que tienen pasión por su formación son el faro en las aulas de
comunicación, constituyen el principal estimulo que puede tener un docente. Y aunque
seguramente estos estudiantes brillantes fueron de los pocos que se animaron a
participar en el premio Excelencia en el Periodismo Pedro Joaquín Chamorro
Cardenal, sin convencer al jurado, lo cierto, es que cuando asisto a un acto de
premiación, y veo que los excelentes estudiantes reciben un reconocimiento, tal
como observé y celebré la entrega de los premios ETECOM, organizado por
MOVISTAR - en la cual también participaron estudiantes de UCC y UdM-, liderados
por los estudiantes de comunicación de la UCA, veo en estos resultados, una
esperanza para la comunicación y periodismo en Nicaragua.
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