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Foro de La Prensa de Hondura |
Adrián Uriarte
Bermúdez*- Como si no fuera suficiente la pérdida de credibilidad que
los medios de comunicación tradicionales nicaragüense han venido sufriendo en
franco retroceso en los últimos años, producto del auge de las redes sociales y
medios digitales, la influencia en las políticas editoriales de la empresa
privada y en la compra de medios, sumado a las campañas de desprestigio oficial
contra medios y periodistas, a pocas semana que celebre el día internacional
del periodista, el Cronista Digital y Trinchera de la Noticia, afirman que el
diario La Prensa influenciado por el dirigente político Eduardo Montealegre, sancionó a un grupo de periodistas. Según estos medios digitales, el pecado
de los periodistas fue darse a la tarea de verificar una acusación contra familiares
del dirigente político. El presente caso, debe llamar la atención cómo el
surgimiento de medios digitales están contribuyendo a develar las censuras que
se viven en las salas de redacción.
Seguramente la sanción contra este grupo de periodistas, no
es la primera vez que ocurre en este medio, un hecho que denota cómo las salas
de redacción muchas veces son los principales censores en la sociedad, y para
evadir y disfrazar este tipo de comportamiento recurren a argumentos empresariales.
Con este tipo de actitud, los medios y altos funcionarios olvidan que no son
cualquier empresa privada, sino que tienen el privilegio de administrar
información de interés público por mandato constitucional; y además gozan de
utilidades como empresas por realizar esa función social, de modo, que la
sanción de La Prensa contra un grupo de periodistas jamás se pueden aceptar que
sean de carácter doméstico, como afirmó a Trinchera de La Noticia el jefe de
Información de La Prensa Eduardo Enríquez. Los periodistas no son trabajadores de
planilla de una maquila, son intelectuales, tejedores de la historia y
promotores de la democracia.
La sanción contra este grupo de periodistas, ocurre a
escasos meses que precisamente un grupo de periodistas de La Prensa encabezaran
un plantón frente a los portones de la Corte Suprema de Justicia, exigiendo
respeto y cumplimiento al derecho a la información. ¿Acaso La Prensa con este
tipo de decisión administrativa no está irrespetando los derechos laborales de este
grupo de periodistas? ¿Con este tipo de medida, no se está negando el derecho a
la información a la ciudadanía de conocer los alcances del supuesto fraude del
señor Montealegre y Bendaña? El caso de La Prensa confirma que tristemente muchas
medios manosean al derecho a la información de los ciudadanos de conocer temas
de interés público.
El surgimiento de medios digitales en Nicaragua ha sido
clave para situar en la agenda pública, temas vetados en los grandes medios de
comunicación. De manera que el especial tratamiento que el Cronista Digital y
Trinchera de la Noticia han brindado a las sanciones de los periodistas de La
Prensa, -así como en su momento el medio digital elradar.net que también fue
clave para informar los pormenores de la venta de El Nuevo Diario- ha contribuido
a refrescar la necesidad que los medios de comunicación rindan cuentan a la
sociedad como cualquier otro actor. Se
trata de un tema al que continúan resistiéndose los medios de comunicación en
Nicaragua.
En el fondo la actitud de La Prensa hacia este grupo de periodistas,
no es un precedente aislado, sino que pone en mal predicado a todos los medios
de comunicación que se autodefinen como “independiente”, porque ratifican que
la autonomía es solo una bonita metáfora para tomar distancia frente al
discurso oficial, pero a su vez, devela la
vulnerabilidad y conflicto de interés que tienen frente al poder económico,
empresarial, religioso y partidario; el caso de La Prensa brinda el pretexto favorito
para que desde el discurso oficial se refuerce el dogma “medios de la derecha”;
y por supuesto debilita el discurso de La Prensa en defensa de la libertad de
expresión, pero quizás lo más grave es que ofende la memoria y principios del
insigne periodista Pedro Joaquín Chamorro Cardenal, quien siempre asumió como
propia la defensa de los periodistas frente al poder.
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