viernes, 23 de agosto de 2013

La Prensa, viola principios de PJCHC

Foro de La Prensa de Hondura
Adrián Uriarte Bermúdez*- Como si no fuera suficiente la pérdida de credibilidad que los medios de comunicación tradicionales nicaragüense han venido sufriendo en franco retroceso en los últimos años, producto del auge de las redes sociales y medios digitales, la influencia en las políticas editoriales de la empresa privada y en la compra de medios, sumado a las campañas de desprestigio oficial contra medios y periodistas, a pocas semana que celebre el día internacional del periodista, el Cronista Digital y Trinchera de la Noticia, afirman que el diario La Prensa influenciado por el dirigente político Eduardo Montealegre, sancionó a un grupo de periodistas. Según estos medios digitales, el pecado de los periodistas fue darse a la tarea de verificar una acusación contra familiares del dirigente político. El presente caso, debe llamar la atención cómo el surgimiento de medios digitales están contribuyendo a develar las censuras que se viven en las salas de redacción.



Seguramente la sanción contra este grupo de periodistas, no es la primera vez que ocurre en este medio, un hecho que denota cómo las salas de redacción muchas veces son los principales censores en la sociedad, y para evadir y disfrazar este tipo de comportamiento recurren a argumentos empresariales. Con este tipo de actitud, los medios y altos funcionarios olvidan que no son cualquier empresa privada, sino que tienen el privilegio de administrar información de interés público por mandato constitucional; y además gozan de utilidades como empresas por realizar esa función social, de modo, que la sanción de La Prensa contra un grupo de periodistas jamás se pueden aceptar que sean de carácter doméstico, como afirmó a Trinchera de La Noticia el jefe de Información de La Prensa Eduardo Enríquez. Los periodistas no son trabajadores de planilla de una maquila, son intelectuales, tejedores de la historia y promotores de la democracia.

La sanción contra este grupo de periodistas, ocurre a escasos meses que precisamente un grupo de periodistas de La Prensa encabezaran un plantón frente a los portones de la Corte Suprema de Justicia, exigiendo respeto y cumplimiento al derecho a la información. ¿Acaso La Prensa con este tipo de decisión administrativa no está irrespetando los derechos laborales de este grupo de periodistas? ¿Con este tipo de medida, no se está negando el derecho a la información a la ciudadanía de conocer los alcances del supuesto fraude del señor Montealegre y Bendaña? El caso de La Prensa confirma que tristemente muchas medios manosean al derecho a la información de los ciudadanos de conocer temas de interés público.

El surgimiento de medios digitales en Nicaragua ha sido clave para situar en la agenda pública, temas vetados en los grandes medios de comunicación. De manera que el especial tratamiento que el Cronista Digital y Trinchera de la Noticia han brindado a las sanciones de los periodistas de La Prensa, -así como en su momento el medio digital elradar.net que también fue clave para informar los pormenores de la venta de El Nuevo Diario- ha contribuido a refrescar la necesidad que los medios de comunicación rindan cuentan a la sociedad como cualquier otro actor.  Se trata de un tema al que continúan resistiéndose los medios de comunicación en Nicaragua.

En el fondo la actitud de La Prensa hacia este grupo de periodistas, no es un precedente aislado, sino que pone en mal predicado a todos los medios de comunicación que se autodefinen como “independiente”, porque ratifican que la autonomía es solo una bonita metáfora para tomar distancia frente al discurso oficial, pero a su vez, devela  la vulnerabilidad y conflicto de interés que tienen frente al poder económico, empresarial, religioso y partidario; el caso de La Prensa brinda el pretexto favorito para que desde el discurso oficial se refuerce el dogma “medios de la derecha”; y por supuesto debilita el discurso de La Prensa en defensa de la libertad de expresión, pero quizás lo más grave es que ofende la memoria y principios del insigne periodista Pedro Joaquín Chamorro Cardenal, quien siempre asumió como propia la defensa de los periodistas frente al poder.         

 *Analista de Medios.



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