El presidente pretendió quitarle a los medios -en especial a la prensa escrita- el poder que habían acumulado en los últimos años, para ubicarlos en el lugar de la oposición política y alejarlos del ideal liberal de prensa independiente.
Lucia Vicent- Doctoranda en Ciencias Políticas .Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas
[caption id="attachment_235" align="alignleft" width="97" caption="Adrián Uriarte Bermúdez*"]

El presente ejercicio tiene como objetivo hacer un balance sobre la relación del presidente Ortega con los medios y periodistas autónomos durante el quinquenio (2007-2011); y proponer como ambos actores pueden recobrar la palabra de cara a fortalecer la institucionalidad en Nicaragua. En el cuerpo del análisis primero se realiza una mirada rápida de la relación histórica del Comandante con medios y periodistas; luego se analiza la influencia que ha recibido la Estrategia de comunicación oficial de los países del ALBA y su impacto en la función fiscalizadora de los medios; y por último, se formulan posibles salidas de cara a fortalecer el ejercicio de la libertad de expresión a favor de medios y periodistas.
Una vieja práctica
Desde que el Comandante Daniel Ortega era miembro de la Junta de Gobierno de Reconstrucción Nacional de la República de Nicaragua (1979), su primera acción fue aprobar una ley de medios. El articulo 7 de ese cuerpo jurídico obligaba a los periodistas a afiliarse contra su voluntad, “…En tal sentido para desempeñarse como periodista profesional en cualquier medio de comunicación, con las reglamentaciones que al efecto se dictarán, se deberá estar afiliado con todos sus deberes y derechos a la Unión de Periodistas de Nicaragua y al Sindicato de Radioperiodistas de Managua” (Ley General sobre medios de comunicación, 1979).
Aun con una ley de medios, la primera administración del Comandante Ortega, continuó emitiendo marcos jurídicos siempre en detrimento de la libertad de expresión. El primer ajuste se hizo en abril de 1981 cuando se prs “que ataquen la seguridad interna del país o la defensa nacional, y que ataquen la estabilidad económica del país y sus habitantes” (Envío, 1982).
En este mismo contexto, también vía decreto se aprobó el marco jurídico Estado de Emergencia Económica y Social, con el propósito de aplicar medidas contra los medios de comunicación que difundieran información falsa en relación a cambios en precios, sueldos, provisiones y divisas. El diario La Prensa, durante este periodo fue cerrado en cinco ocasiones: “el 10 de julio, el 29 de julio, el 19 de agosto, el 27 de septiembre y el 1 de octubre, todos el año 1981” (Ibem)
Los métodos represivos contra La Prensa y Radio Corporación, principalmente, de parte del primer gobierno sandinista en la década de los ochenta fue calificado como un ejercicio incoherente contra lo que predicó antes de llegar al poder el FSLN, cuando sus dirigentes cuestionaban las mordazas del régimen somocista contra la libertad de expresión. “Las primeras críticas a los lineamientos de censura que automáticamente contradijo lo que los dirigentes pregonaron para conseguir el apoyo popular en 1979”, (Collado, 2000)
El retorno al poder
Durante los procesos electorales de 1990, 1996, 2001 y 2006 una de las promesas de campaña del Comandante Ortega fue prometer plena libertad de expresión para medios y periodistas. Inclusive para mostrarse coherente frente a los escépticos, firmó la Declaración de Chapultepec teniendo como testigo a la Sociedad Interamericana de Prensa, (Ruiz, 2001).
Luego de un largo ayuno de 16 años ajeno al “poder público” (Yanguez), tras haber perdidos las elecciones con los candidatos Violeta Barrios de Chamorro, Arnoldo Alemán y Enrique Bolaños, en noviembre de 2006 el líder del partido Frente Sandinista de Liberación Nacional, Daniel Ortega, regresa al poder con el 38%. Desde entonces el candidato sandinista mostró algunos visos negativos de los que sería la eventual relación con medios y periodistas. Un documento oficial de la estrategia de comunicación electoral enfatizó la importancia de desmarcarse de los medios que históricamente habían sido crítico al partido FSLN (Confidencial, 2006).
Bajo esa lógica el candidato del frente sandinista siguió fielmente esos lineamientos. No asistió a ningún programa de opinión nacional, ni tampoco compareció al debate televisivo organizado por CNN en español. Un monitoreo sobre cobertura electoral de la Fundación Violeta Barrios de Chamorro, auspiciado por la Fundación Friedrich Ebert, concluyó que “paradójicamente ganó la elección el candidato que tuvo la prensa independiente en su contra y la mayoría de la propaganda política en oposición a su candidatura…No obstante, el candidato Ortega fue el aspirante que más presencia tuvo en la prensa nacional principalmente con información negativa (Chamorro, 2006)”.
Desmediarse
[caption id="attachment_470" align="aligncenter" width="350" caption="Rueda de Prensa del Presidente Ortega durante una visita oficial a Ecuador. Foto tomada de http://www.flickr.com/photos/presidenciaecuador/"]

A pesar que la estrategia electoral del FSLN fue alérgica a los medios, una de las primeras acciones positivas del presidente Ortega fue reunirse con directores de medios y periodistas autónomos. Con esta actitud daba una buena señal de cara a cultivar un clima favorable para el ejercicio de la libertad de expresión y mostraba cierta coherencia con los acuerdos firmados en la Declaración de Chapultepec.
El encuentro del mandatario con directores de medios y periodistas se resumió en dar "irrestricta libertad" de expresión. En el caso de los periodistas fue más explicito firmando un documento en el que dio por sentado otorgar espacios a periodistas en medios estatales; distribuir equitativamente el pastel publicitario; y suspender exigencia de garantía económica del ente regulador a operadores pequeños. En suma fueron doce compromisos asumidos con el Colegio de Periodistas de Nicaragua (Nicaragua, 2007).
Entre los puntos clave del documento oficial de la estrategia de comunicación destacó: “comunicar los logros” a través de sus propios medios para evitar que el mensaje se contamine. “Nuestra relación con los medios será de presentación de ideas y propuestas importantes, de ejes de trabajo, de proyectos, y lo haremos de forma sencilla, no técnica, enfatizando valores, creando una nueva conciencia (…) Vamos a usar nuestros medios, para que nuestra información salga incontaminada, directa (Malespín, 2009)”.
El mandato de utilizar los medios de comunicación propios se materializó en la concentración del espectro radioeléctrico. Los medios de comunicación utilizados para divulgar el discurso oficial lejos de ser los que establece el marco regulatorio en la materia, Canal 6 y Radio Nicaragua, en una especie de propiedad cruzada los medios oficiales del partido FSLN automáticamente se convirtieron a su vez en los medios oficiales del gobierno. Estos medios durante este periodo vinieron jugando un doble rol, en una especie de mezcolanza cuya frontera todavía es difícil ubicar.
El gobierno estando claro que “la batalla más importante que hoy se libra en la sociedad, es la batalla por la opinión pública” (Castells, 2008), armó su propios dispositivos mediáticos tal como hicieron sus homólogos de Venezuela, Ecuador, Bolivia y Argentina, demostrando que la estrategia de comunicación tiene gran influencia de los países miembros del ALBA. Un inventario de medios a la fecha permite constatar que la Nueva Radio Ya, Radio Sandino, Visión Sandinista; así como los portales electrónicos: El 19 Digital, Pueblo Presidente, La voz del Sandinismo, Tortilla con sal, Voz de gigante, Nicaragua Triunfa; y los canales 4, 6, 8 y 13, constituyen el grupo de medios afines al discurso oficial centrado en la voz del líder del FSLN y aspirante a la presidencia 2011.
[caption id="attachment_480" align="alignleft" width="300" caption="Francisco Chamorro, Director de El Nuevo Diario conversa con Adrián Uriarte sobre la falta de acceso a información. Foto de Francisco Valle."]

Contrario a la campaña de 2006, cuando el entonces aspirante a la presidencia del FSLN únicamente contaba como órganos de propaganda la Nueva Radio Ya, Radio Sandino, Multinoticias y Visión Sandinista, en el contexto electoral 2011 se convirtió en el candidato con el mayor grueso de medios tradicionales, con especial énfasis en la televisión, y así lograr la mayor exposición de mensajes en spot televisivos, cuñas radiales; y además echar andar la vocería de sus aliados y militancia política con el objetivo de crear corrientes de opinión a favor de su candidatura. Irónicamente pese a tener toda esa maquinaria mediática a ninguno brindó entrevista, únicamente declaraciones en una sola vía. ¿Será porque estará consiente que los medios afines gozan de poca credibilidad?
Comunicación o “información partidaria”
Una de las voces autorizada en América Latina que cuestionó la estrategia oficial fue el académico y ex asesor de comunicación de Vicente Fox, Rubén Aguilar. Afirmó que esta administración se caracterizó por hacer propaganda, no comunicación. “Hay una distancia enorme entre la propaganda y la comunicación, veo mucha propaganda política en Nicaragua y veo nula comunicación.
“La comunicación gubernamental es argumento, razón, discusión; y la propaganda es mera retórica, abuso de la explotación de la emoción, se asemeja mucho al marketing comercial y son otros los propósitos” (Pantoja, 2010).
Precisamente la falta de acceso a información pública y cero entrevistas fueron dos demandas constantes de los periodistas durante este periodo. En el presente quinquenio los periodistas autónomos fueron víctimas “de bloqueo de información pública tal como se constata en los reportes de Ley de Acceso a Información Pública” (Jirón, 2009). Un hecho que evidencia que este patrimonio público fue manejado de forma discrecional como si se tratara de información privada, clasificada y de seguridad nacional.
La cultura de secretismo oficial también privó abiertamente el derecho humano de la ciudadanía de recibir información. Puesto que al impedir el pleno ejercicio de la prensa, la información de interés publica terminó siendo matizada únicamente por la versión oficial, sin que se conocieran otra visión y se explicara a profundidad aspectos sensibles para la transparencia institucional. “No hay un trabajo por ilustrar a la ciudadanía con información, con datos, no hay preparación, ni avance, sino más bien hay intención de que la gente se afilie a una doctrina que es la que reproduce el gobierno. El gobierno sandinista de hoy hace mucha propaganda y poca comunicación gubernamental” (Pantoja, 2010).
El precio del silencio
Contrario a los compromisos del presidente sobre la distribución de la publicidad, lo que en la práctica ocurrió fue una discriminación contra medios y periodistas autónomos. La publicidad gubernamental volvió a constituirse en una especie de mordaza sutil para asfixiar económicamente a las voces disonantes. A pesar que hubo voces académicas que recomendaron a la administración del Comandante Ortega, romper con este tipo de práctica éste no pudo resistir a ese tentáculo que representa la inversión publicitaria oficial para ser utilizada como una especie de mordaza sutil contra quienes no comulgan con el discurso oficial.
Al no haber eco oficial de las críticas constructivas formuladas alrededor de este tema, que se tradujeran en consonancia con los acuerdos asumidos por el mismo presidente Ortega, el comunicólogo Guillermo Rothschuh Villanueva, concluyó que la intención oficial mostrada hacia medios y periodistas en el despegue de la presente administración “fue un simple juego de luces que jamás llegó a concretarse” (Rothschuh, 2008)
[caption id="attachment_471" align="alignleft" width="250" caption="Radio Poder Cristo, Rivas, Nicaragua. Foto de Adrián Uriarte Bermúdez."]

La entrega de publicidad gubernamental constituyó una práctica discriminatoria a nivel nacional. Esta determinación oficial provocó crisis principalmente en periodistas radiales locales que históricamente sostenían sus espacios con publicidad oficial. Una determinación en la cual el gobierno minimizó el derecho de la ciudadanía en el interior del país a recibir información pública, puesto que al desaparecer estos espacios informativos, inclusive el mismo gobierno perdió la oportunidad de informar sus logros. Una realidad que se pudo constatar en la investigación sobre el otorgamiento de publicidad gubernamental en los medios locales (Uriarte, 2011)
En situación ventajosa publicitaria estuvieron los medios afines al gobierno. A manera de ejemplo, en 2008 un estudio de Media Gurú, una empresa de investigación en publicidad en Centroamérica, señaló que la publicidad oficial fue US$ 3,672, 000.00 dólares que gastó en 2007; el 80% de este gasto se concentró principalmente en canal 4, manejado por la familia del Presidente. Producto del mismo bloqueo de información, se desconoce cuánto fue la inversión en publicidad distribuida principalmente en los medios oficiales durante el quinquenio 2007-2011.
La forma arbitraria con que se entregó publicidad oficial también tuvo impacto directo en la planilla en las salas de redacción, reducción de número de páginas y en la misma producción informativa (Chamorro F. , 2011) puesto que para ahorrar costos cada vez los medios acuden al género de nota informativa, en detrimento de otros géneros que eleven la oferta y calidad noticiosa. Esta situación viene a corroborar que al final son las audiencias y lectores quienes han perdido al no tener información más elaborada que les ayude entender como la información pública pueden afectar su cotidianidad.
¿Una cuestión de marco jurídico? Aunque estudios en materia de publicidad oficial recomiendan que los marcos jurídicos son clave para frenar la discrecional de los gobernantes de turno (Asociación por los Derechos Civiles-Iniciativa Pro-Justicia de la Sociedad Abierta, 2008), y consciente que una ley sería valiosísima para ordenar, reglamentar y darle un instrumento legal a la ciudadanía, en Nicaragua se ha demostrado que la voluntad política pesa más que los marcos jurídicos, prueba de ello es el incumplimiento explicito a la Ley 621, Ley de Acceso a la Información Pública (LAIP).
Posibles salidas
Luego de confirmar que durante los últimos cinco años el gobierno tejió negativamente las relaciones contra medios y periodistas, se propone como posible salida a esta crisis que el gobierno convoque a un diálogo franco, con medios y periodistas. Un encuentro que tenga como agenda en común, fortalecer la libertad de expresión y el interés superior de la ciudadanía y la institucionalidad en Nicaragua.
[caption id="attachment_469" align="alignleft" width="230" caption="Encuentro entre Directores de Medios y Presidente Ortega en 2007. Foto de Frank Cortes, El Nuevo Diario."]

¿Estarán dispuestos medios y periodistas a dialogar? Debido al contexto electoral donde la candidatura del candidato del FSLN carece de legalidad y legitimidad, resulta impensable para algunos medios críticos dar un paso en esa dirección. Implícitamente vendría a legitimar la candidatura de Comandante Ortega. La crisis de fondo es un asunto de credibilidad hacia el presidente, sobre todo porque el primer ensayo en esta dirección incumplió.
¿Un escenario sin salida? La construcción y redefinición de una relación entre gobierno hacia medios y periodistas, sin duda alguna, supone una de las encrucijadas más difíciles entre ambos actores sobre todo por el nivel de desgaste y polarización. No se trata entonces de un asunto de ego sino de credibilidad, y buscar el bien común de la institucionalidad. “Aunque medios y gobierno se necesitan, igualmente se repelen. La razón es obvia. Una de las funciones de los medio es fiscalizar la función pública” (Rothschuh, Medios y Gobierno, 2008).
Aunque en el actual contexto resulta impensable un diálogo, tarde o temprano debe entablarse, a nadie más que al gobierno conviene dar este paso, sobre todo porque en estos cinco años ha sido el actor político con el balance más desfavorable ante la opinión pública, por ende, como principal garante de la libertad de expresión y aspirante a mantenerse en el poder está obligado a convocar a un diálogo con todos los medios y periodistas, basado en la tolerancia, el pluralismo y la persuasión de cara a fortalecer la institucionalidad.
“El cambio de actitudes representa el primer paso para establecer una sociedad fundada en la tolerancia y la coexistencia no antagónica de posiciones. Sabemos hoy que los gobiernos pueden mantenerse en pie sólo por la violencia o el consenso (Cisneros, 2009)”.
Este diálogo constituye un imperativo para la salud de la democracia, Nicaragua no puede continuar en un letargo de intolerancia, polarización y con una libertad de expresión frágil.
A manera de conclusión
Una constante del presidente Ortega como mandatario tanto en la década de los ochenta y el en presente periodo, permite constatar ser un estadista que se ha caracterizado por mantener una relación tensa con medios y periodistas. Debido a su resistencia a rendir cuentas a la ciudadanía.
Si en realidad el presidente estuviera interesado en revertir este clima desfavorable para libertad de expresión, ya hubiera enviado señales como en procesos electorales anteriores. Prueba de esa falta de interés es que la estrategia de comunicación, continua intacta, privilegiando con acceso a información y otorgamiento de publicidad únicamente a medios afines; y por otro lado, mantiene una actitud discriminatoria contra medios y periodistas autónomos en detrimento de una cultura de rendición de cuentas que contribuya el derecho a la información sobre el quehacer público.
En suma durante el último quinquenio las relaciones del gobierno con medios y periodistas se constituyeron en una especie de mordazas sutil, impidiendo el pleno ejercicio de la libertad de expresión en Nicaragua. Un hecho que se puede corroborar en el incumplimiento de la Declaración de Chapultepec; acuerdos con el Colegio de Periodistas de Nicaragua y directores de medios; incumplimiento a la Ley de Acceso a la Información Pública; y uso discrecional del patrimonio radioeléctrico.
Un diálogo con el gobierno no debe entenderse que los medios autónomos renuncien a su principal activo: la credibilidad. Un valor que se han ganado ante la opinión pública nicaragüense, como reconocimiento social de la ciudadanía por mantener su rol de contrapoder, que es muy distinto a jugar una función de “actor político” (Montenegro, 2007), en una connotación negativa como la que definió el discurso oficial para deslegitimar a medios y periodistas. Sino que supone la redefinición de una relación donde cada actor ejerza su rol en la sociedad, en el marco del Estado de Derecho que permita fortalecer la libertad de expresión e institucionalidad en el país.
Con un saldo desfavorable en materia de libertad de expresión y con el interés marcado por continuar en el poder, queda la interrogante, ¿escarmentará el Comandante Ortega redefiniendo su estrategia de comunicación a favor de la institucionalidad y Estado de Derecho permitiendo que medios y periodistas ejerzan su función fiscalizadora sin ningún tipo de mordaza sutil? ¡Esperemos que las dudas se despejen a favor de la libertad de expresión y la institucionalidad!
Referencias bibliográficas
- Castells, M. (2008) Comunicación, poder y contrapoder en la sociedad red. Los medios y la política. Telos: Cuadernos de Comunicación, Tecnología y Sociedad. Recuperado el 20 de octubre de 2011, de
- Cisneros, I. El cambio político de la persuasión. La tolerancia como efecto de un intercambio democrático. Tolerancia y Democracia. Cuadernos de Divulgación de la Cultura Democrática. Instituto Federal Electoral. Recuperado el 23 de octubre de 20011, de
http://bibliotecadigital.conevyt.org.mx/colecciones/ciudadania/tolerancia_y_democracia.htm#51
- Malespín, A. (2009). La estrategia gubernamental. Estado de la Libertad de Expresión en Nicaragua 2007-2008. Observatorio de Medios-CINCO. (pp. 5-6). Managua.
- Montenegro, S. (2007). Marco conceptual de la Investigación. Los medios como actores políticos en Nicaragua. CINCO. (p. 28). Managua.
- Rothschuh, G. (2008). Medios y Gobierno. Sabático. UCA. (p.89). Managua.
- Vicent L. (2011). La disputa por la mediación durante el Kirchnerismo en Argentina. CONfines. (p.50). Argentina.
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