martes, 18 de septiembre de 2012

Entre El Fabuloso y El Flaco


La primera aproximación que podemos plantear, es que su lectura resulta obligatoria para conocer los entretelones de las salas de redacción en un contexto donde las computadoras apenas asomaban su rostro y la máquina de escribir todavía mantenía su hegemonía, tal como evoca su autor “sentí ese profundo e imborrable olor a papel almacenado y el aroma de la tinta combinado con los olores de los líquidos para recolectar fotografía”. Al sumergirse en las páginas de El Fabuloso Blackwell, la primera impresión, es que la historia protagonizada por el periodista novato, el Innombrable o Suspiro y El Flaco, y el talentoso boxeador -“que acosa a sus contrincantes, los presiona, acorrala y aniquila, en un manejo perfecto del espectáculo como si tuviera los hilos para empujar a las marionetas a su final y entregarlas dobladas, derrotada, arrugadas”, como magistralmente describe el autor-, se tratan de episodios independientes, pero al final ambas narraciones se enlazan con el desplome de la carrera del Innombrable o Suspiro, quien para su desgracia comprueba que el boxeador Ian Blackwell, jamás existió.



A lo largo de la novela se hilvanan una serie de debates éticos que van desde el conflicto de interés entre el periodista y la fuente de información, plantea como las páginas de Sucesos por mucho tiempo fueron la puerta de entrada de los periodistas novatos, crítica el rol de los editores de las secciones de Política, Economía, Internacionales, Opinión, Espectáculos y Sucesos, y desde luego, unas de las lecciones que más saltan a la vista, es que en el periodismo la amistad no existe, mostrando cómo la ambición de Suspiro fue más importante que la amistad que había construido con el periodista novato, su ex compañero de primeras letras en el periodismo, ¿ cómo separar la ficción de la realidad de estos planteamientos?, ¿es un retrato fiel de las salas redacciones o es pura ficción?

La novela con tono de melancolía pinta como los periodistas primerizos muestran su vocación entregándose en cuerpo y alma en las redacciones, no importándole recibir el desdén de los editores y miradas soberbias de los periodistas más experimentados, con tal de ver su firma plasmada en el impreso al siguiente día. Pero también contrapuntea, el prototipo del reportero mal ejemplo, personificado en Vietnam, insistiendo como con el paso de los años en este oficio se corre el riesgo de caer en la rutina y perder la creatividad.



La historia del boxeador Ian Blackwell, tiene como contexto histórico el despunte del siglo XXI con la caída de las torres gemelas, un hecho que marcó en un antes y un después la política exterior de los Estados Unidos. La obra está narrada en primera persona con una prosa sencilla, clara y directa rescatando la memoria social e intelectual de unos de los medios más importante del periodismo y la política en los últimos 30 años: Barricada, y además rescata el ritual del periodismo bohemio del Grupo de los Fondoblanquistas Radicales integrado por El Flaco, Suspiro y el periodista novato, quienes después de cada cierre de edición celebraban con ron, la Coquito y la María, teniendo como escenario Aquí Polanco y El Munich.

¿Qué tienen en común El Fabuloso Blackwell (2010) y Conversación en La Catedral (1969)? Así como el periodista y escritor peruano Mario Vargas Llosa hace un homenaje a los periodistas bohemio de los años sesenta personificado en Santiago Zavala, Zavalita, Arquímedes González, también rinde homenaje a la memoria de su entrañable amigo y maestro El Flaco, Noel Irías, uno de los periodistas investigativo más talentosos en Nicaragua.

¿Con cuál personaje quedarme? Entre El Fabuloso Blackwell y El Flaco, me quedó con el último personaje, desde mi perspectiva su texto hay que leerlo con esas claves, como una espacie de guía para los estudiantes que desean sumergirse en las aguas del periodismo, y como un ensayo imprescindible por sus técnicas narrativas en la forma que juega entre la ficción y la realidad, y como una novela que valientemente rescata los dilemas éticos del periodismo, cuya tesis continúan frescas en las salas de redacción en Nicaragua.


*Presentación de El Fabuloso Blackwell en la carrera de comunicación de UCC.

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